viernes, 8 de agosto de 2008

Parapente, el vuelo libre en su más simple expresión









Como practicante asiduo de este tipo de vuelo no me resisto a la tentación de escribir un poco acerca de nuestra pasión por si alguien aún no esta enterado y se extraña de ver surcar por los cielos tan vistoso artefacto.


Que alguien no conozca el deporte en si sería extraño de todos modos ya que nuestra querida tele se encarga de "airear" los episodios más épicos que benévolos de todo pelo les hacen llegar. Lo que si es más probable es que tal conocimiento sea superficial y forzosamente parcial.


El parapente, del francés "parachute de pente", (paracaidas de pendiente) es un invento relativamente joven, (25 años), que se les ocurrió a algunos adictos a la adrenalina en los Alpes que hicieron despegar desde una pendiente, (muy inclinada en esos dias), uno de sus paracaidas de salto, corriendo con suficiente velocidad para que la forma aerodinámica de la "campana" lo hiciera volar.


Para llegar a ese punto, primero se inventó el paracaidas rectangular que posee, sobre el clásico en forma de seta, la deseable ventaja de ser dirigible.


Los datos que permiten a nuestros trapos ser ágiles y mantenerse en el aire son principalmente su tasa de caida, su fineza y su velocidad, (a parte de su forma aerodinámica, claro). Los primeros parapentes heredaron los parámetros de sus hermanos saltarines y caian como verdaderos ladrillos. Esto se entiende porque planear despues de la apertura no es lo que desean los paracaidistas, más bien lo contrario. En ese deporte lo que se busca es la sensación de la caida libre a eso de 200 Kms/hora. Una vez abierto el petate lo importante es bajar, plegar y volver a subir si posible.


Para nosotros, que podriamos ser llamados los ciclistas del aire, mantenernos en él si es importante. asi podemos desplazarnos y saliendo de A llegar hasta B, siendo B el punto más distante posible de A.


Al principio B suele estar debajo de A. Las velas, (también las llamamos asi), de iniciación, suelen ser y es bueno que asi sean; a prueba de brusquedades, pánicos, sordos que no oyen las instrucciones del monitor, valientes en fase de pruebas y demás principiantes. Por eso sus principales cualidades no son su fineza y tasa de caida si no más bien su estabilidad y su capacidad de volver a su forma original, aunque el piloto se empeñe en cambiarla. A medida que el cerebro digiere lo que le esta pasando, vamos pasando a velas más "punteras" que por ello son capaces de comportamientos menos tranquilos.


Los que empezamos en los albores del deporte tenemos tendencia a recordar nuestras experiencias que forzosamente siguieron la evolución de las velas. Hoy los pilotos noveles ya acceden, frescos del cursillo de iniciación, a parapentes que aúnan seguridad y rendimiento. Claro está, no todo son ventajas para ellos. La otra cara posible de su moneda son los sustos que puede proporcionar el subir demasiado alto, demasiado aprisa, sin desearlo y en uno de esos clásicos dias en los que: -"Más vale estar en el suelo deseando estar en el aire que estar en el aire deseando estar en el suelo"-


En general, sin embargo, el buen trabajo en las escuelas y posteriormente los compañeros de vuelo que comparten sus propias experiencias, limitan los percances posibles.


El resultado es una manera muy especial de ver la tierra, una vision de la naturaleza envidiable, un ejercicio positivo de humildad: (-"Que poca cosa soy aqui arriba"-), un poco de adrenalina y muchos placeres.

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